Buenas noches!!!
Cómo ha ido la Navidad?? Espero que genial, y que hayais comido mucho y muy bien en compañía de familiares o amigos!!
Después de los empachos navideños siempre sobra algo de comida (en la mesa, mejor que sobre y no que falte!!), y como todo puede aprovecharse, ahí va una "receta de reciclaje".
Os acordáis de la receta de las tartaletas de setas? Con ese delicioso y cremoso relleno de bechamel con setas y cebolla pochada? Pues me sobró un poco después de rellenar las tartaletas, y no sabía que hacer con él. Lo dejé tapadito en el frigo y cuando la bechamel cogió más consistencia, se ilumió la bombilla en mi cabeza: unas croquetas de setas!! Así que me animé a probarlo. El resultado, increible...crujiente por fuera y cremoso por dentro. Os animáis también a probarlas??
Se necesitan los siguientes ingredientes:
- Cebolla
- Bechamel (AOVE, harina, lecha, ajo en polvo, sal y nuez moscada)
- 1 huevo
- Pan rallado
- Salsa de soja (opcional)
- Aceite de oliva virgen extra
El proceso es muy fácil, idéntico al de las tartaletas, pero os lo repito aquí resumiéndolo: se corta la cebolla en trozos pequeños, se hace poco a poco en la sartén con el aceite (yo recomiendo además añadirle un buen chorreón de salsa de soja y cuando empiece a coger color, echarle un vaso de agua y dejarlo a fuego suave para que se poche); se añaden las setas cortadas en trozos pequeños con un poco de ajo en polvo y rehogamos unos pocos minutos más. Escurrimos el aceite y reservamos.
Para la bechamel, en una sartén ponemos una cucharada del aceite y cuando esté caliente le añadimos una cucharada rasa de harina, removemos y vamos añadiendo la leche poco a poco sin parar de remover. Añadimos un poco de sal, de ajo en polvo y de nuez moscada y seguimos removiendo a fuego medio hasta que coja la textura deseada, cremosa, sin ser ni muy líquida ni muy espesa.
Ahora, si os gustan los trozos más grandes podéis añadir las setas y la cebolla directamente a la bechamel, aunque a mí me gusta más troceado, por lo que lo paso antes por la trituradora de la batidora y después lo vertemos a la bechamel. Revolvemos para que se integre bien, y quede como en la foto.
Lo dejamos unas horas en el frigorífico tapado con un plato por encima para que no coja olores, y cuando la crema haya quedado más durita, hacemos bolitas con la ayuda de una cucharita, dependiendo del tamaño que queramos que tengan las croquetas. Yo las hice pequeñitas porque tampoco me sobró mucha cantidad.
Batimos un huevo y en otro plato ponemos el pan rallado. Y ahora un truco para que no se abran las croquetas: primero las pasamos las bolitas por el pan rallado, sacudimos el exceso, después las pasamos por el huevo batido y otra vez por el pan rallado.
Finalmente, en una sartén con el aceite caliente (aunque no demasiado) echamos las croquetas. Siempre he visto que la gente las sumerge en mucho aceite pero yo odio la comida con exceso de aceite, y las hago con poco, pero moviéndolas para que les entre el calor y el aceite de forma homogénea y más ligera.
Y en un par de minutos tendremos unas deliciosas croquetas, crujientes por fuera y cremosas por dentro, y muy ligeras, porque la bechamel no lleva apenas nada de grasa y están hechas con poco aceite.
Espero que las probéis porque han resultado exquisitas, y así aprovechamos toda la comida!!
Un abrazo, nos vemos pronto!!
Sonia
Muy buena sugerencia!. Se agradecen las ideas para aprovechar comida, y si es en estas fechas mejor, por la cantidad y la calidad, es tanto lo que se prepara... y no están los tiempos para tirar. Muy bien, Sonia!.
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